lunes, 19 de marzo de 2012

Franco se volvió tortuga.


Como se parecía a una tortuga en su vejez...

Hay días que amanecen cansados, te asomas a la caja tonta, viendo una producción cinematográfica de un tio que ha visto la marginación en libros. Entonces te viene el recuerdo, se abren viejas heridas, te ves en reflejado en el mismo lago de siempre sin tentación de volver a mirar.

Recuerdo verla subir en esa furgoneta, el cuchillo debajo de mi almohada, recuerdo las suturas, recuerdo el alcohol gobernando mi vida, las fulanas, los yonkis, la sangre, la soledad, los gritos, la policía, las lágrimas, los golpes... MISERIA. Déjame que te cuente un cuento, verás que quemarlo todo no tiene nada de infantil. Hablar del mal del mundo es fácil, cuando lo has visto en estadísticas y fotos.

Mi generación nunca protestó, yo nunca he soñado nada, las oportunidades son falsas como monedas de madera, el amor inútil y pasado de moda. Franco se volvió tortuga, hoy casi me vuelvo estatua de sal; me hice viejo una mañana, en un albergue con monjas.

Las botas no te hacen mas duro, la miseria que embrutece a los desheredados es mucho mas temible aunque vista de chándal. Me las he visto muy jodidas, pero sigo vivo, para mi ya es bastante y esa fue mi lucha casi toda la vida. Ahora quien quiera decirme que soy inconsecuente, que me enseñe primero sus credenciales.

La dinamita no odia, no canta, no se maquilla, no juega con artificios, tampoco con subterfugios, no miente ni echa faroles. La revolución no me la va a enseñar mi peluquero, ni mi estilista y gritaré "socorro" cuando encuentre un estalinista en mi cama.



(25 de Abril de 2009).

No hay comentarios: